martes

Etapa Roja

-Carlos, Carmen no ha llegado.
-¿Que hora es?
-Son las 10.
-Doña maría, usted sabe que Carmen nunca anda pendiente de nada, debe andar por ahí distraída.
-No Carlos, ya está muy raro, hoy llovió, usted sabe que ella no le gusta salir cuando llueve.
-Mmmm. ¿No dijo para donde iba?
-No, yo creo que ni ella sabía.
-Ya voy para allá. Cálmese doña María.

Carlos se pone un jean, los tenis, la camiseta, coge la chaqueta y sale. Tampoco le gusta salir después de que ha llovido, la ciudad se pone pesada, los olores se aplastan, dejan de flotar y juguetear en el aire, y se aplastan contra su origen. Huele a perro con chanda, a perro mojado, a vago con chucha, a costal revolcado, a polvo apagado, a grito ahogado en callejones oscuros, a desgracia reprimida, son las lágrimas de la ciudad. Se hecha la bendición por si las moscas y corre hasta la casa de Carmen.

Carmen camina afanada, tiene miedo, está húmeda, la ciudad está roja, los semáforos se enloquecen, el asfalto se la traga, las ambulancias corren, y esparcen la luz en ondas de angustia, los carros pasan veloces y levantan chispas de la lluvia que ya se acaba. No hay una sola persona. Camina por la avenida, tiembla, su mundo de fantasía se acaba justo cuando cae el sol, cuando de un momento a otro la ciudad pasa de un hermoso amarillo anaranjado al violento rojo que destruye toda la paz. Se le pasó el tiempo leyendo los franceses en la biblioteca. Estaba encantada con las desgracias ajenas y el amor triunfando en una parís destruida, cuando el encargado le dijo que ya iban a cerrar.

La pobre carmen no tuvo mas remedio, recogió sus cosas en el casillero, pasó la puerta y sintió la angustia mas terrible, sintió que todo el asfalto se levantaba y la atacaba, sintió los huecos en su estomago, tubo ganas de llorar y de correr, pero no hizo ninguna, el miedo no la dejó. Quedó atrapada en la etapa roja de la ciudad.


La pobre Carmen no tiene mas remedio que recoger sus cosas y salir a enfrentarse contra la dura ciudad roja. Apenas pasa la puerta con timidez y la ciudad se le viene encima, la ataca con el asfalto, la tensa atmosfera roja, los indecisos pasos a lo lejos. Tiene ganas de llorar de salir corriendo, pero el miedo no la deja, la une por gravedad al pavimento y la obliga a caminar lento por los callejones. Carmen queda atrapada en la roja ciudad.


La pobre Carmen nunca se imaginaría lo que le tocaría vivir. Jamás pensaría que justo ese día, después de pasar una tarde paseando por la romántica parís, le tocaría enfrentarse con lo mas duro de su ciudad. Nunca pasaría por su mente tener que coger sus cosas y salir afanada, salir a la ciudad mas roja que nunca, que la ciudad la ataría, que el asfalto se levantaría en su contra, que la estrujaría y la dejaría tirada, tiritando de frio, y con sangre entre las piernas. Jamás pensaría en quedar atrapada en la ciudad roja.

1 comentario:

azulquitapenas dijo...

Es muy buena la historia que se vislumbra. Ojo que se reconoce perfectamente el puente de Brooklyn y estás hablando de París, así la gente no lo haya conocido ha visto las miles de películas donde lo filman. Ojo también que faltan muchos acentos, revisa eso.